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Ficha técnica/créditos:

Autor: Julio César Moreno Moreno

Colaboradoras: Carme Carrasco Pérez y Andreea Taragan Suvejanu

Cálculo estructural: Jesús Crespo Alcoceba

Climatización: Úrculo Ingenieros

Asesoría construcción con EFTE: Arquitextil

Renderizado: Esteban León Jiménez

Maqueta: Carpintería Juan Miguel Trigueros

Fotografía: Julio César Moreno Moreno y Estudio Vosco

 

Memoria:

INTEGRACIÓN

Proponemos como protección la instalación de una membrana transparente ligera suspendida desde la parte alta del pórtico, mediante un nuevo elemento portante que guardaría estrecha relación con el conjunto de las cresterías del edificio.

Las cresterías, aunque son elementos menores de los edificios, tienen funciones compositivas y constructivas interesantes. La principal es que coronan las edificaciones o sus partes de una forma más delicada y gradual que lo hacen la cornisa o el alero, sirviendo a la vez de antepecho para evitar caídas en altura.

A lo largo de los más de 700 años de existencia de la catedral gótica se han colocado y retirado diferentes tipos de cresterías y antepechos, sustituyendo unas por otras según épocas. En el caso del pórtico, se conservaba la original hasta finales del siglo XIX, cuando fue retirada. No se ha colocado desde entonces otra en su lugar. Con la falta de ese antiguo antepecho de rosetas se observa un corte algo brusco entre el pórtico y la fachada.

Proponemos recuperar en parte ese antiguo elemento mediante la instalación una nueva crestería que sea el soporte de la protección del pórtico. Tendría un nuevo diseño, inspirado en el pabellón de los países nórdicos de Venecia, de Sverre Fehn. Haría el número 16 de la secuencia histórica, según el recuento que hemos realizado a partir tanto de las que se encuentran en corredores y aleros, como de los restos de otras que se guardan en el claustro. Aportamos registro gráfico de las 10 mejor conservadas, más la que proponemos instalar.

El diseño resume el funcionamiento de las estructuras góticas en la verticalidad de los soportes con los arcos catenarios de los canales. Incluso parece que cada intervalo entre placas refleja el espacio que forman las torres al separarse de la nave central.

Al llenar un vacío con un elemento análogo al que falta, la intervención material quedaría más integrada en el conjunto. Como se trataría de un elemento menor del edificio, de un tipo cuyos ejemplares se han ido cambiando a lo largo del tiempo, el impacto, tanto de su colocación como de su retirada sería mínimo.

 

CONSTRUCCIÓN Y ESTRUCTURA

Ese nuevo elemento, que trabajaría en voladizo desde una base de apoyo colocada en la parte trasera de la cubierta aterrazada, cumpliría la función de sustentar el velo de EFTE sin sobrecargar la parte más ligera del frente de fachada. Esto se conseguiría porque esa configuración volada lleva el peso a la masa resistente de piedra situada al fondo, junto a los muros del hastial entre portadas. Se construiría en varios cuerpos de hormigón prefabricado, cuyo árido sería grava de machaqueo de piedra de Boñar. Entre las piezas en voladizo se prevé colocar unas canales para protección de la lluvia, hechas con resina reforzada que llevaría polvo de piedra de Boñar en su masa. Todo el conjunto de los elementos a instalar podría ser retirado sin riesgos para el monumento y con la única huella de los taladros de los anclajes, que quedarían ocultos.

Se ha elegido el EFTE para la membrana de protección porque permite colocarla suspendida desde la parte alta, aligerando su perfilería y evitando apoyar en el suelo, bajo el que se encuentran los restos arqueológicos del antiguo hipocausto de las termas romanas. Frente a otros materiales transparentes o translúcidos como el vidrio, el EFTE tiene la ventaja de su ligereza, aislamiento, resistencia y flexibilidad, y de que repele la suciedad porque es autolimpiable. Su gran transparencia se puede regular con aditivos y con la impresión de patrones de sombreo, que habitualmente son de color blanco o plateado. Planteamos añadir unos pigmentos a la masa de una de las capas (-15% opacidad) y serigrafiar otra, con un patrón cuadrifolio en recuerdo del motivo ornamental de rosetas del antiguo antepecho.

Se estabilizaría a empujes de viento con un bastidor y con tensores y perfiles a tracción anclados a la base enterrada del edificio, a una profundidad menor que la de los restos arqueológicos. La unión de esas bases sería rígida y solidaria a la fábrica de los muros enterrados. Sin embargo, en el otro extremo del conjunto, en el encuentro de las bases sobre la cubierta del pórtico, se prevén apoyos elásticos. Con ese objetivo, apoyarían las bases sobre bandas de neopreno, con capacidad para reducir vibraciones debidas a la acción dinámica del viento.

 

AVANCE DE LA NUEVA CLIMATIZACIÓN, POR ÚRCULO INGENIEROS

Durante las horas de radiación solar en la fachada, se producirá una convección natural en el espacio entre lámina EFTE y la piedra, que al ser de aire calentado por efecto invernadero, secará aquella aumentando su temperatura (circunstancia deseable en invierno para evitar posibles heladas).

Por otro lado, este calentamiento se acumulará en la fachada, dándole una cierta inercia térmica durante la noche, atenuando las variaciones de temperatura.

Como datos de radiación para la orientación oeste en León, se han extrapolado unos valores aproximados, que varían de 9.580 kJ/m2 en Enero, a 16.280 kJ/m2 en Febrero.

Respecto a la condensación superficial: El intercambio radiante de onda larga entre la superficie de la piedra y las capas frías de la atmósfera inferior, es un importante proceso de transferencia térmica.

Durante las horas nocturnas, o con el sol en bajos ángulos de inclinación, (lo que ocurre en la orientación oeste), el resultado de dicha transferencia es una pérdida neta de calor de la fachada. Esto puede acarrear una bajada de la temperatura superficial, de forma que ésta legue a ser inferior a la temperatura ambiente. Si aquella alcanza el punto de rocío del aire ambiente, se producirá condensación. En nuestro caso, ésta indeseable circunstancia estará minimizada por la inercia térmica de la piedra, calentada por el efecto invernadero mencionado.

Otro de los efectos indeseables en las fachadas, es el de la lluvia con viento, lo que se evita en gran medida por la lámina de protección. (En León, el viento dominante es del Oeste).

La radiación solar incidente en la fachada supone su mayor carga térmica. Es una radiación de onda corta que depende del ángulo entre el sol y la perpendicular a la fachada, lo que en nuestro caso supone un factor desfavorable. La lámina EFTE prevista, con dos capas de material, tiene una ganancia solar de 0,29, lo que supone un buen valor de reducción de la radiación incidente.